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¿Problemáticas en la gestión de cuentas por cobrar y por pagar?

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¿Sabes qué son las “cuentas por cobrar”? Este término financiero se refiere al dinero que una empresa está pendiente de recibir de sus clientes o deudores. Gestionar y administrar correctamente estas cuentas es esencial para mantener un flujo de efectivo saludable y cumplir con las obligaciones financieras, lo cual es crucial para la estabilidad y el crecimiento de cualquier empresa.

Si deseas profundizar en este tema, en este artículo encontrarás varios aspectos contables y tributarios que te ayudarán a entender mejor este tipo de cuentas.

La importancia de las cuentas por cobrar y por pagar

Su relevancia se debe, principalmente, a que representan los derechos y obligaciones financieras a corto plazo de las empresas, impactando directamente en el capital de trabajo.

De manera más sencilla, esto significa que tienen un impacto directo en la cantidad de dinero disponible en un momento dado, siempre que se cumplan sus vencimientos.

¿Qué son las cuentas por cobrar?

Las cuentas por cobrar representan el dinero que una empresa tiene pendiente de recibir de sus clientes por la venta de bienes o servicios. Se registran como un activo en el balance general, reflejando ingresos futuros que se convertirán en efectivo cuando los clientes paguen sus deudas. La gestión eficaz de estas cuentas es crucial para mantener la liquidez y estabilidad financiera de la empresa, permitiendo un flujo de efectivo constante y el cumplimiento de obligaciones financieras.

Una buena administración de las cuentas por cobrar incluye políticas claras de crédito, seguimiento riguroso de las facturas pendientes y estrategias efectivas de cobro. La falta de atención en esta área puede causar problemas de liquidez y dificultar el crecimiento del negocio.

Desde una perspectiva contable, es importante registrar correctamente las cuentas por cobrar y prever cuentas incobrables para presentar una imagen realista de los ingresos. Esto implica calcular y registrar una provisión para cuentas incobrables como un gasto en el estado de resultados.

En el ámbito tributario, las cuentas por cobrar pueden influir en los impuestos de la empresa. Algunas jurisdicciones permiten deducir las cuentas incobrables de los ingresos imponibles, reduciendo la carga fiscal. Cumplir con las normativas locales y mantener registros detallados es esencial para aprovechar estas deducciones.

¿Cuales son los tipos de cuentas por cobrar?

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Cuentas por cobrar comerciales: Estas son las más comunes y se originan de la venta de bienes o servicios a crédito a los clientes. Representan la mayor parte de las cuentas por cobrar en muchas empresas.

Cuentas por cobrar no comerciales: Estas cuentas surgen de transacciones distintas a la venta de bienes o servicios. Incluyen préstamos otorgados a empleados, anticipos a proveedores o cualquier otro tipo de deuda pendiente de cobrar que no esté relacionada directamente con la operación principal del negocio.

Documentos por cobrar: Estas cuentas se respaldan con un documento formal, como una letra de cambio o un pagaré. Los documentos por cobrar tienen una fecha de vencimiento y, generalmente, devengan intereses, ofreciendo mayor seguridad jurídica a la empresa.

Cuentas por cobrar a largo plazo: Son aquellas cuyo plazo de cobro excede el año fiscal. Estas cuentas se clasifican como activos no corrientes y pueden incluir préstamos a largo plazo o pagos diferidos.

Cuentas por cobrar a corto plazo: Son aquellas que se esperan cobrar dentro del año fiscal. Estas cuentas se consideran activos corrientes y son esenciales para la liquidez inmediata de la empresa.

Cuentas por cobrar de partes relacionadas: Se originan de transacciones entre la empresa y sus partes relacionadas, como subsidiarias, asociadas o accionistas. Es importante mantener un registro detallado y transparente de estas cuentas para cumplir con las normativas contables y fiscales.

Tratamiento tributario de las cuentas por cobrar

Las cuentas por cobrar se generan a partir de ventas o servicios prestados, los cuales tributan en el momento de su generación. Por lo tanto, estas cuentas no tributan nuevamente cuando se perciben, ya que el ingreso ha pagado impuesto a la renta en su carácter de devengado. Las cuentas por cobrar son activos que deben incluirse en el Capital Propio Tributario (CPT) de la entidad. Esto se aplica a los contribuyentes del régimen general de tributación semi integrado, según el artículo 14 letra A) de la Ley sobre Impuesto a la Renta (LIR).

Sin embargo, para los contribuyentes de los regímenes ProPyme, tanto general como transparente, contenidos en los artículos 14 letra D) número 3 y número 8 de la LIR, los ingresos tributan sobre una base percibida. Por lo tanto, las cuentas por cobrar tributan en el período en que se perciben.

Problemáticas al gestionar estas cuentas

Al tratar de gestionar las cuentas por cobrar y pagar, pueden surgir ciertas dificultades y desafíos. Por ejemplo, si adoptamos un enfoque de registrar los pagos por número de documento: ¿Qué sucede si para una fecha determinada existen dos documentos con el mismo número? ¿Cómo determinamos cuál es el documento que se debe pagar?

Es fundamental considerar todas las variables en juego, como las fechas de emisión, los tipos de documentos, los proveedores y los montos correspondientes.

Del mismo modo, en el caso de las cuentas por cobrar: ¿Qué sucede si utilizamos un cliente genérico para las facturas y no registramos el pago de inmediato?

Aunque a primera vista estos problemas pueden parecer pequeños e insignificantes, en realidad tienen un impacto directo y significativo en el tiempo y los recursos necesarios para su correcta gestión.

Este desafío puede intensificarse si contamos con un gran volumen de documentos, lo que requeriría un mayor número de personal para esta tarea.

En la era actual de la transformación digital, la necesidad de convertir estos procesos rutinarios en procesos ágiles y eficientes se vuelve cada vez más crítica.

Al hacerlo, nos permite invertir el tiempo que normalmente gastaríamos en tareas manuales y repetitivas en tomar decisiones más estratégicas y basadas en los datos disponibles en los sistemas de gestión o administración empresarial.

A través de esta transformación, podemos mejorar exponencialmente la eficiencia y productividad de nuestras operaciones de contabilidad y finanzas.

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